Diane tiene un montón de virtudes, la mayor de ellas, su sencillez. Es guapa, pero con un halo de normalidad que permite que salgan a la luz sus defectos. Como su perfil imperfecto (a mi me encanta), o aunque parezca mentira, su no especialmente frondosa melena. Porque Diane no es que tenga un pelo especialmente bonito (no tiene un melenón aunque sí un color espectacular) pero se saca todo el partido del mundo haciéndose mil y un peinados.
Los recogidos son desde luego su especialidad. Ya sean con mechones furtivos o de aires retro.
Lo vintage es uno de sus puntos fuertes y nadie mejor que ella luce la melena de ligeras ondas al agua.
Aunque la raya al medio y los rizos prácticamente naturales, le sientan también fenomenal.
Las trenzas semi-deshechas las impuso ella en las red carpets.
Lo mismo que las coletas, ciempre a un lado, del mismo estilo. Eso sí, no hay nada más difícil que bordar un peinado que parece improvisado pero está pensado al milímetro…
Su toque de informalidad en los moños es todo un soplo de aire fresco tanto para vestir de noche,
como para el día. Lo que no sé es como va a justificar el no utilizar laca jamás de los jamases ante la nueva firma de la que es imagen: L’Oréal.
Bueno sí, haciéndose recogidos de esos que dejan la cara toralmente despejada. Lo que por otra parte es una excelente y cómoda alternativa.
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