domingo, 20 de febrero de 2011

LA REVISTA BURDA

Por Eva Uvi · Deustche welle. Fue la mujer que regaló a Alemania los patrones de corte. Aenne Burda, levantó un imperio tras la postguerra con una idea sencilla pero efectiva: hacer moda que pudieran coser las mujeres mismas, todo en una revista. Así fue como nació el imperio de Aenne Burda, que ayer, 28 de juli, hubiera celebrado el centenario de su nacimiento. Pero cuando empezó, la realidad alemana era muy diferente a la actual. La guerra había terminado y la gente comenzaba a encontrar gusto por la vida, sobre todo las mujeres, que querían volver a vestirse bien y lucir bonitas.
Siguen siendo populares los patrones de costura, y muchos aseguran que la costura vuelve a ponerse de moda
Entonces como ahora, la alta costura parisina era demasiado cara y extravagante. No había una alternativa que respondiera a las necesidades masivas de ropa moderna y casual, ropa de moda y accesible que pudiera vestir a millones. Aenne Burda, esposa del propietario de una editorial en su ciudad natal, tuvo la idea de diseñar moda que pudieran coser las mujeres mismas. La idea culminó con una revista que contenía los patrones de costura. En 1950 surgió el primer ejemplar de Burda Moden. La revista se convirtió en un éxito mundial e hizo de su fundadora un ejemplo de una mujer exitosa y emancipada.
:: El milagro económico alemán
Aenne Burda se convirtió en el símbolo femenino del milagro económico alemán. Hija de un ferrocarrilero y nacida en la localidad de Offenburgo, al sur de Alemania, se cortó a los 17 años la trenza, que le parecía aburrida, y se dejó un corte de pelo “cabeza de hongo”. Su nombre, Anna-Magdalene le pareció anticuado, así que se hizo llamar simplemente Aenne. Brillaba en aquellos años de postguerra, era una mujer que quería verse bonita, ser exitosa y feliz. Quería todo. Hacer carrera, tener hijos y ganar su propio dinero. Quería alcanzar todo lo que un hombre pudiera también alcanzar.
Se casó con el editor Franz Burda y tuvo tres hijos, pero no quería ser sólo madre y ama de casa. En 1949 su marido le dió una pequeña editorial para que probara su suerte. Rápidamente su mujer mostró tener talento. Con su ropa para coser en casa podía convertir en realidad todo sueño femenino. La periodista Ute Dahmen, que se reunió con la empresaria en los años 90 y se encontró con ella en varias ocasiones para editar su biografía titulada “Los milagros son realizables”, afirma que Aenne Burda tenía la capacidad de reconocer oportunidades, el valor para poner en práctica una idea, y la fuerza para superar todas las dificultades que se encontrara en el camino.
:: Dura y perseverante
“Quería ser tan dura como un hombre, si no es que aún más que ellos”, llegó a decir Aenne Burda sobre sí misma y así era su manera de trabajar también. Desde los años 50 su revista se estableció como componente indispensable en todo hogar alemán. Pero no se limitó a su propio país. La expansión en el extranjero comenzó a impulsarse pronto. Uno de los puntos culminantes fue en 1987 cuando fue lanzada la primera revista en ruso.
Hoy en día sus revistas se venden en 90 países, y sus patrones se hacen ahora en Múnich, donde se encuentra la redacción de la revista. Sin embargo con la llegada de nuevas marcas y conceptos de negocio, que ofrecían en la década de los 90, ropa de moda a precio razonable, como en la cadenas H & M, el gusto por la costura decayó, lo que se explica también con la tendencia de que cada vez más mujeres trabajan y hacen carrera.
:: Los dramáticos cambios de los años 90
De golpe la revista parecía una reliquia del pasado. Poco antes del centenario de su nacimiento apareció un ejemplar modernizado con una nueva óptica y nuevas rúbricas. Siguen siendo populares los patrones de costura, y muchos aseguran que la costura vuelve a ponerse de moda. Sobre todo en Estados Unidos y en Europa, en donde siempre hay mujeres a las que les gusta coser. Y no es la crisis económica el motor de esta tendencia, sino la necesidad de las mujeres de algo más personal, de dar rienda suelta a la creatividad y lucir prendas con las que se identifiquen, que vayan de acuerdo a la personalidad propia. Además dicen que quien cose no tiene porqué temer encontrar la misma blusa en el lugar más inesperado. El vínculo con la ropa que lleva es de otras características.
Burda, como el conjunto de la industria, se beneficia de los abundantes programas automatizados de patronaje y cálculo de gran precisión. Esta exactitud en el resultado final se consigue gracias a programas de cálculo de medidas, tipo PatCal, que lleva años en el mercado, mucho antes del estudio antropométrico impulsado por el Ministerio de Sanidad, que ha dividido el cuerpo de la mujer en tres categorías: cilindro, diábolo y campana. “Facilita la creación y el mantenimiento de tablas por talla adaptadas a sectores de población con diferentes configuraciones corporales”.
A dichos programas hay que añadir nuevas aplicaciones que vuelcan los patrones informáticamente creados sobre la mujer de referencia para comprobar como se ajustan, la ideoneidad y las modificaciones que fueran necesarias. ¿Qué pasara cuando dicho software esté al alcance de mujeres y hombres  de forma masiva? ¿Qué pasara con empresas como H&M o Zara y qué con revistas como Burda? ¿Convivirán todos en nuevo reparto del mercado? Es más que probable.

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